Con tanta melancolía recuerdo el 18 de septiembre de 2014, cuando Estados Unidos y su poderío; caían bajo el poder de sus propios habitantes, cansados de tanta miseria después de la 3º Guerra Mundial. Al mismo tiempo un suceso palidecía los corazones de todos los Chilenos, incluso des los extranjeros. En la madrugada del 18 de Septiembre del 2014 a las 04:16 AM en Concepción se escucha la alarma de Maremoto esta no alcanzo a sonar más de 3 minutos cuando un estruendo agudo, tosco, erizo mis cabellos y todos comenzamos a salir de nuestros hogares solo con lo puesto. Se sembraron las casa de lado a lado y una quebrasón de vidrios tan intensa se escuchaba, pero eso no era lo único; sino que también los gritos de la gente, el llanto desesperado de los niños y mujeres, veía como la gente se pisoteaba unos a otros, se empujaban, gritaban, corrían. Minutos después 20 minutos, media hora no se nadie tomaba el tiempo. Logre llegar al Cerro caracol, la vista era espantosa, choques de vehículos, incendios, gente pisoteada, niños abandonados y de repente en el horizonte, con la vista vuelta hacia Talcahuano una ola, que fácil media más de 80 metros, iba arrasando con todo a su paso, era terrible ver como arrastraba casas, la gente, Dios mío, la gente. Tantos lamentos, tantos quejidos, que tan solo recordar mi corazón se oprime y mi alma se desespera. Cuantas personas conocidas, cuantos amigos, cuantas familias, todos desaparecieron aquel día. Concepción ha quedado sumergido bajo el agua. Bien se decía cuantos años atrás, que el mar volvería a su lugar. ¡Oh Dios mío! ni la ciencia, ni los avances tecnológicos lograron evitar la fuerza de la naturaleza. Nos creemos poderosos al tener tanto armamento, al estar tan bien preparados para la guerra. ¿De qué vale haber construido una nave espacial chilena y haberla mandado a Marte?, ¿de qué vale?, si ante la fuerza de la naturaleza, no somos nada, ella nos demuestra cuan pequeños somos. Solo espero que mis ojos nunca más vuelvan a ver tal tormento. Aunque ya han pasado varios años, todavía me persiguen los llantos y lamentos y el recuerdo de los que quise y aun quiero. Tripulación: la esmeralda Curso: 7ºa Colegio: el nazareno
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