El mismo plástico transparente que miles de dueñas de casa emplean para envolver y preservar los restos de comida que aún pueden ser aprovechados constituye, para la joven fotógrafa Macarena Quezada, uno de los elementos claves de la propuesta visual que está presentando en el Café Bovary (Julio Prado 1242).

La veinteañera autora, quien cursa tercer año de la carrera de arte en la Universidad de Chile y también ejerce como diseñadora teatral en la compañía Chilean Bussiness, utiliza el doméstico material para dotar a sus fotografías -retratos en blanco y negro de diversas parte del cuerpo de una abultada o- de una textura apergaminada que ha llevado a algunos a creer que sus obras son, en realidad, dibujos.

“Al principio yo tomaba fotos de una mujer gorda envuelta en materiales de embalaje como huinchas plásticas, alusa foil y papel kraft, y de todos esos productos el que más me gustó, finalmente, fue la alusa plus, por el brillo que producía y por la forma en que apretaba el cuerpo, dando la impresión, en la foto, de que la persona estaba muerta, así que pensé recrear el mismo efecto a través del trabajo en el laboratorio”, explica Quezada.

De vuelta en el cuarto oscuro, la chica tomó uno de sus negativos y dispuso un trozo de plástico sobre el papel fotográfico al momento de copiar la imagen. Manipulando el material mientras la luz activaba la emulsión, consiguió que los pliegues y dobleces del alusa plus se traspasaran a la composición, lo que le permitió, finalmente, crear algo parecido a un retrato cubierto por telarañas.

“En lo que hago hay una dualidad entre dibujo y fotografía, porque mientras copio el negativo en el papel voy amoldando el plástico a los contornos de la foto, como si estuviera dibujando las líneas del cuerpo de la o, lo que por cierto es un trabajo de chino”, reflexiona la artista, quien, en el montaje, presenta nueve estampas de pequeño formato.

-Con tus obras, también, estás incorporando el trabajo manual a una disciplina que funciona principalmente con máquinas.

-Siempre se dice que la fotografía es la pariente pobre de las otras artes, porque hay una máquina de por medio y porque cualquiera puede disparar una cámara, pero yo he querido darle una vuelta a ese argumento: aunque se use una cámara, es el artista el que elige lo que va a fotografiar, así que la mano del autor siempre está involucrada en el trabajo.

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Curso: 8- Año A

Colegio: Bahia Darwin