La atmósfera es una capa de aire que envuelve a nuestro planeta. Está constituida por gases (oxígeno, dióxido de carbono, argón, ozono, etc.), polvo, vapor de agua y microorganismos que filtran la energía solar y regulan la temperatura existente en la superficie terrestre. Como ves, la atmósfera ayuda a preservar la vida en la Tierra al crear las condiciones necesarias para que el Reino Vegetal y el Reino Animal se abastezcan de los gases necesarios para realizar el proceso de fotosíntesis y respirar. Y por si esto fuera poco, además, permite que nos comuniquemos, pues difunde la luz, transmite las ondas sonoras y proporciona las condiciones para que nos podamos transportar: a través del aire se desplazan los aviones y los vientos que se generan potencian el movimiento en el mar.

Diariamente podemos conocer el conjunto de cambios de la atmósfera en un lugar y en un período determinado. Los metereólogos son los encargados de informarnos cómo estará el día de mañana y, cada vez con mayor precisión, los días sucesivos. Incluso en algunas ocasiones tú mismo puedes realizar un pronóstico, observando las condiciones del cielo o la humedad existente en el ambiente. Toda esta información equivale al tiempo atmosférico. En cambio, el clima supone un estudio a largo plazo de parte de los climatólogos, quienes establecen un promedio del estado atmosférico en un lugar determinado; sólo luego de una minuciosa investigación, ellos obtienen la información necesaria para determinar el tipo de clima que prevalece en la zona estudiada.